Era una tarde de octubre, un día soleado con una briza maravilloza.
Tomaba una cerveza de lata, bajo una sombrilla multicolor. Las olas alcanzaban a mojar mis pies, quitando así, la arena que los cubría.
Una gaviota caminaba lentamente, tranquila, a la orilla de... Me llegaban vagos recuerdos de esa tarde. Aquella tarde. Los cuervos atrapados por ese mortal relámpago, bajo la lluvia.
La dama del vestido rojo, atrapada entre la lluvia y el suelo, embarrada como mermelada.
De pronto una punzada comenzó a perforar mi cabeza de lado izquierdo al traer a mi ese vago recuerdo. Terminé de un largo trago me cerveza, mas de la mitad, y encendí un cigarrillo, cosa que me resulto complicada por culpa de la ventisca que rodeaba mi aura.
-Jaime, ven aquí. El agua esta tibia.- gritó Sandra, que se encontraba sentada en la arena aspera, muy serca del agua salada,bañándose como infante. Se veía divertida.
-Ya voy pequeña, ya voy.
Esa tarde la pasamos de lo lindo...
(Continua....)
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